El Velo de Isis #1
Vivian Maier
Vivian Dorothea Maier (1.02.1926 Nueva York – 21.03.2009 Oak Park, Illinois)
“Acumuló más de 2.000 rollos de película sin revelar, 5.000 fotografías impresas y más de 120.000 negativos que, aparte de ella, casi nadie contempló durante su vida. Maier muró en 2009 sin saber que su pasión secreta la sacaría del anonimato hasta convertirla en famosa: la fotógrafa de calle por excelencia.»
Bibliografía selecta
Vivian Maier. Street Photographer. Editado por John Maloof y Geoff Dyer (powerHouseBooks, Brooklyn, 2011. Impreso en Asia Pacific Offset. Producido por Craig Coen. Posproducción de las fotografías: Martin Fuchs & Krusztof Poluchowitz. Diseño de Krysztof Poluchowitcz).
Vivian Maier. Self-Portraits. Editado por John Maloof. Ensayo de Elizabeth Avedon (powerHouseBooks, Brooklyn, 2011. Impreso en EBS Editoriale Bortolazzi, Verona. Posproducción de las fotografías: Steve Rifkin y Thomas Palmer. Diseño de Martin Fuchs y Gregory Wakabayashi).
Filmografía
Material de prensa: presentación, notas y cronología
No es difícil imaginarla. Alta, morena, pelo corto y vestido largo, un poco arrugado, seguramente demasiado viejo. Con una Roiflex colgada alrededor del cuello, siempre. Distante, enigmática y misteriosa, así nos la describen hoy. Pero ¿quién es Vivian Maier? Lo cierto es que poco se sabe de esta mujer, excepto lo que nos dejan ver sus fotografías: señoras elegantes, parejas felices, niños en la playa, una mujer y su bebé… su propia sombra. Autorretratos frente a espejos, cristales, reflejos en un vagón de tren… Experimentos y encuadres que, en la mayoría de los casos, no llegó a ver nunca.
Vivian Maier, norteamericana de ascendencia francesa y austrohúngara, dividió su vida entre Europa y los Estados Unidos, regresando a Nueva York en 1951. En 1956 finalmente se instaló en Chicago, donde trabajó como niñera durante más de cuarenta años. Pero nunca dejó de fotografiar. Llegó a acumular más de 2.000 rollos de película, 3.000 fotografías impresas y más de 100.000 negativos. Fueron los tres niños a los cuidó en los 50 quienes la ayudaron en sus últimos tiempos. Y en esa época, sin que ellos los supieran, uno de sus armarios se vendió en una casa de subastas de objetos de segunda mano.Lo hizo para saldar deudas y contenía cientos de películas sin revelar. Fotografías de toda una vida, miles de retratos a gente de la calle. John Maloof era el comprador.
“Ni siquiera estaba presente en la subasta”, nos dice Anne Morin, la comisaria de la exposición, “realizó la puja por teléfono y la ganó”. Periodista, escritor y blogero, preparaba un libro sobre los barrios de Chicago y buscaba fotos antiguas para ilustrarlo. Las descartó para esa publicación y volvieron a un armario. Pero al poco tiempo empezó a estudiarlas, a revelarlas, a mirarlas con otros ojos y se dio cuenta de que ahí había algo más que simples instantáneas de Chicago y Nueva York. “Podríamos compararla a Diane Arbus o a Robert Frank, a los grandes de la Street Photography. Sus imágenes en color son del estilo del mejor William Eggleston”, dice la responsable de la muestra.
Anne Morin ha logrado traer a la Sala San Benito de Valladolid 120 fotografías, fechadas entre los años 50 y 60, de las cuales 70 son inéditas. La muestra, que viajara a la sede de Jeu de Paume en Tours, a Gante y a Gotemburgo, es la primera gran exposición de Vivian Maier a este lado del Atlántico. “Pude ver sus fotografías en la galería de Howard Greenberg en Nueva York, depositario del legado, y me impresionaron”. Directora de diChroma photography, empresa productora de la muestra y especialista en montar exposiciones de fotografía que itineran por todo el mundo, ya nos descubrió las polaroids de Julian Schnabel (Centro Niemeyer de Avilés, 2011) o las instantáneas de Jessica Lange (Casa de América de Madrid, 2012, y otros espacios). “En estas fotos la libertad es lo que más llama la atención – dice-. Las hacía a ciegas, sin saber cómo iba a influir en ellas la luz o la sombra.Es increíble la libertad que se otorgaba a sí misma”.
Tras meses de búsqueda, John Maloof encontró por fin el nombre de Vivian Maier en internet. Era su obituario. Había muerto ese 2009, tan sólo tres días antes. Pero a raíz de aquello empezó una ardua investigación que ha llegado hasta hoy. Reveló fotografías, las películas grabadas por la niñera en super 8 y escuchó, seguramente una y mil veces, los audios que dejó. Buscó a las familias en las que trabajó y los niños, hoy adultos, que la ayudaron al final. Organizar y custodiar ese legado que llegó a sus manos por casualidad, entre 100.000 y 150.000 negativos, alrededor de 3.000 fotos impresas, cientos de rollos de película, ha sido su vida desde entonces. El periodista ultima ahora el documental que narra su vida y en el que trata de unir el pasado de esta enigmática nanny con el presente. Maloof fue interpelado en una entrevista no hace mucho: “¿Qué le preguntaría a Vivian Maier si pudiera?” Y contestó: “¿Está de acuerdo con lo que estoy haciendo?” Nunca lo sabremos.