La cárcel de Carabanchel, uno de los mayores símbolos de la represión de la dictadura, fue derribada en 2008 con el acuerdo por parte del Ministerio del Interior y del Ayuntamiento de Madrid de construir 650 pisos, zonas verdes y un hospital. A día de hoy solo existe un complejo policial compuesto por la Brigada Provincial de Extranjería, una comisaría y el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid.